Invierno
Que dirá la arena que los vio? Que dirán los desconocidos que los vieron? Fue construyendo su castillo de arena sola, no tuvo ayuda de nadie y tampoco la quiso, “sola y con mis fantasmas me llevo mejor”, siempre independiente, siempre fuerte. Un día desprevenida, sensible y compasiva dejó que pose sus manos en sus castillos. Vio como trabajaba y sus manos recorrían cada curva de ellos, cada punta, cada raíz. Lo mejoraba cada vez que lo tocaba, perfeccionaba sus defectos y sacaba hasta al peor demonio que llevaba dentro. Salía el sol y con su nuestro amor. Quién iba a pensar que la soledad se iba a reemplazar por un escultor que tallaba las curvas del castillo a la perfección cada día. Sin faltas, sin excusas y con motivación de ver en un futuro en el fruto de su trabajo. Soy fuerte. Decía ella, claro se estaba enamorando y no quería admitirlo. Tantos inviernos sin abrigo bajo la nieve la volvieron de piedra, hicieron que ella sea solo eso, nieve, piedra, oscuridad y soledad