POW

Tic tac, tic tac. La alarma suena una vez más en su vida, la rutina renace como cada día. Un beso a su esposa, un golpe amistoso en el hombro de su hijo, un beso a su hija. El café caliente más rico que podría conocer, el de su esposa, las tostadas con mermelada de durazno, todo tan cotidiano, no hay quejas. Cada uno toma su maletín, su mochila, su cartera y cada cual al trabajo, al colegio. En el trabajo, los mismos reclamos de su jefe, las quejas de su esposa por no poder cubrir los gastos mensuales. Parecía robótico. Un día despertó, fue a la cocina, hizo lo mismo que siempre y cuando se sentó en la mesa sintió que ya había estado ahí, claro que estuvo ahí, es su casa, pero sintió que ya había visto esos mismos colores, que ya había sentido esos mismos olores. Pero no era la cotideaneidad, era algo diferente. Ya en el trabajo sentía que ya había visto todo eso, que ya había escuchado ese "Apurate con los papeles" ya había visto ese beso de sus compañeros de trabajo a